La Fila es larga. Hay muchos como yo. No conozco a nadie. Pero a su vez, conozco a todos. O al menos entiendo que les pasa y en que están pensando. Están en SU momento.
El momento, o para llamarlo mas adecuadamente, MI MOMENTO, no se mide en tiempo. Justo después de entender lo que pasó, empecé a ver. Y al mismo tiempo que mejor veía todo, empecé a conocer, a saber. Todo. Por ejemplo, imaginate por un segundo si toda la primaria, la secundaria y la facultad, libros, enciclopédias, todo todo todo se adhirieran a tu cerebro en una milesima. En un flash. De pronto siempre estuvo ahí. Increible. Todo conocimiento. Y comprensión. Si. Comprensión instantanea de lo que me había pasado.
Ahí mismo, recordé lo que era sentir la duda y el misterio. Pero se podría decir que en ese segundo bigbánico de iluminación, la duda y el misterio hubiesen sido reemplazados por la sorpresa y la alegría de saber, y de entender. Y aún sabiendo (o entendiendo) que todo esto solo era un momento. Pero acá estoy, y sé que no me importa.
A medida que voy acercandome a la zona mas brillante, miro hacia atras y la Fila llega mas allá de lo que puedo ver. Veo mucha gente. Todos conocidos. Y a su vez todos desconocidos.
Y cuando miro hacia adelante, lo hago con una sonrisa. Ya no tanto con sorpresa, nobleza obliga tengo que admitir que ni mi frondosa imaginación mínimamente lo intuía. Justo ese conocimiento no vino en el paquete de instalación masivo de datos que sentí. Ya lo traía puesto.
Caminando hacia mí, del brillo veo venir un gato. Un hermoso gato, de varios colores y con un pelaje tan brilloso que a duras penas podría decirles de que color era. O si tenía manchas o si era atigrado. No sé. Me da la sensación como que el mismisimo brillo, emana de él. Y ahí comprendí. Y conocí. Y me reí. Porque aún siendo un niño quize creer que los animales eran especiales. Y lo que estaba pasando, me daba la razón. Lo que estaba viviendo, fue lógico toda mi vida. Y ahora sabía.
Mientras me regocijaba con su contacto, el gato caminaba y me guiaba. Pasaba por entre mis pies y se frotaba en mis pantorrillas. Siempre caminando conmigo, hacia adelante. Miré apenas hacia mis costados, nunca dejando de acariciar la cola del gato que me pasaba por el costado de mi pierna, y ví a otros como yo. Y pude distinguir qué no solo había gatos. Había desde perros obviamente, hasta serpientes y osos. Ví pajaros, y hasta una persona corriedo con una ardilla. No había sorpresas ni misterios, cada uno acompañado de un animal.
Finalmente llegué. Había una silueta de donde todo convergía y hacia ella era donde me estaba dirigiendo. Y el brillo. Ahora todo brillaba.
Y de pronto de la silueta salió una voz. Muy familiar. Tan familiar, que no pude distinguir de quién era. Serena y firme. Y la indicación. Segura y obvía.
"Portate bien. Y ya sabes que te estoy mirando."
Bajé la mirada como quedandome dormido, y me encontré la mirada del gato. Y dentro de su mirada, la verdad. La verdad absoluta.
Avancé hacia adelante mientras me iba adormeciendo. Y a su vez, en mi ultimo pensamiento, entendí que estaba por nacer. Otra vez. Que voy a volver a ser. Y que una vez que vuelva a nacer, iba a olvidar todo esto. Inclusive que siempre hay alguien que nos vigila. Y ya sabemos a traves de los ojos de quiénes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario