Quiero describir la situación con un relato verídico. Una experiencia personal.
Verano del 2012. Transitando a pié el corazón de Villa Urquiza.
Mi intención de regreso a casa, era entrar al kiosco de siempe cruzando la avenida, para comprar una caja de cancer....perdón, de cigarrillos.
Mi plan era cruzar ilícitamente en diagonal apenas la barrera cerrada impida que circule el tránsito. En pleno acto, me percato que un osado motociclista se cagó en la barrera y cruzo de malo. Como su semáforo estaba en verde cruzó la otra Avenida y se dirigía en mi dirección. Pero no estaba en ruta de colisión, simplemente frenando mi marcha un momento, permití que pase delante mío. Precisamente, entre el kiosco y yo.
En paralelo a lo que les comento, parado en la puerta del kiosco, había una policía de la federal. Paradito como un granadero con la mirada abajo. Por supuesto, dandole al celular a dos manos. Tecleando a lo adolescente. Usando ambos pulgares opuestos, sorprendentemente abusando de la evolución de dicho pulgar.
En el preciso momento que la moto pasa frente a mí, mi visión estaba centrada en el policía. Lo tenía de frente.
Hace bastante que noto como estas personas usan su tiempo de servicio para chatear. Y la vida me regalo el momento de regocijo.
El ex-cromado caño de escape de la moto regurgito una explosión. Sí, de esas que parecen un tiro. El famoso corchazo. El corte.
Automaticamente, y asustado, el oficial levanto la cabeza; bajo su celular sosteniendolo con ambas manos, y en un acto reflejo con su mano derecha fue a la cartuchera, acariciando con sus dedos la cuerina que protege su pistola reglamentaria. La que sabe usar.
Al momento en que comprendió que NADA ocurría, que su vida no estaba en juego principalmente, ni que se estaba cometiendo un ilícito, bajó su cabeza, sujeto el celular con ambas manos, y en un habil traqueteo de pulgares opuestos, prosiguió con su chat. Nada ocurrió.
Pero, y si ocurría?. Y si ese ERA un tiro hacia él?. Y si justo arrancaba un ajuste de cuentas como los de Crónica en la puerta del kiosco?.
Ese breve lapso que transcurrió entre el corchazo de la moto y la caricia al fierro, era suficiente para que le sicario motorizado le tire 5 tiros más, baje a robarle la gorra, compre un Mogul en el kiosco, robe la recaudación, se suba a la moto y se escape. Una imprudencia señor alguacil.
Muchas noticias tenemos que matan a un policia para robarle la pistola. Lo que no dicen las noticias, es a cuantos de ellos los agarraron con los pulgares opuestos tecleando freneticamente.
Hace el mismo ejercicio que yo. Miralos en las esquinas. Tomales el tiempo que andan mirando el celular en vez de cuidarte el culo.
Malditos celulares, son tan necesarios. Pero para nosotros. No para la poli.
Asi que ya sabes. Si vez un poli chateando, metele un bife. Educalo. Por tu seguridad.
La Cresta.
Mi plan era cruzar ilícitamente en diagonal apenas la barrera cerrada impida que circule el tránsito. En pleno acto, me percato que un osado motociclista se cagó en la barrera y cruzo de malo. Como su semáforo estaba en verde cruzó la otra Avenida y se dirigía en mi dirección. Pero no estaba en ruta de colisión, simplemente frenando mi marcha un momento, permití que pase delante mío. Precisamente, entre el kiosco y yo.
En paralelo a lo que les comento, parado en la puerta del kiosco, había una policía de la federal. Paradito como un granadero con la mirada abajo. Por supuesto, dandole al celular a dos manos. Tecleando a lo adolescente. Usando ambos pulgares opuestos, sorprendentemente abusando de la evolución de dicho pulgar.
En el preciso momento que la moto pasa frente a mí, mi visión estaba centrada en el policía. Lo tenía de frente.
Hace bastante que noto como estas personas usan su tiempo de servicio para chatear. Y la vida me regalo el momento de regocijo.
El ex-cromado caño de escape de la moto regurgito una explosión. Sí, de esas que parecen un tiro. El famoso corchazo. El corte.
Automaticamente, y asustado, el oficial levanto la cabeza; bajo su celular sosteniendolo con ambas manos, y en un acto reflejo con su mano derecha fue a la cartuchera, acariciando con sus dedos la cuerina que protege su pistola reglamentaria. La que sabe usar.
Al momento en que comprendió que NADA ocurría, que su vida no estaba en juego principalmente, ni que se estaba cometiendo un ilícito, bajó su cabeza, sujeto el celular con ambas manos, y en un habil traqueteo de pulgares opuestos, prosiguió con su chat. Nada ocurrió.
Pero, y si ocurría?. Y si ese ERA un tiro hacia él?. Y si justo arrancaba un ajuste de cuentas como los de Crónica en la puerta del kiosco?.
Ese breve lapso que transcurrió entre el corchazo de la moto y la caricia al fierro, era suficiente para que le sicario motorizado le tire 5 tiros más, baje a robarle la gorra, compre un Mogul en el kiosco, robe la recaudación, se suba a la moto y se escape. Una imprudencia señor alguacil.
Muchas noticias tenemos que matan a un policia para robarle la pistola. Lo que no dicen las noticias, es a cuantos de ellos los agarraron con los pulgares opuestos tecleando freneticamente.
Hace el mismo ejercicio que yo. Miralos en las esquinas. Tomales el tiempo que andan mirando el celular en vez de cuidarte el culo.
Malditos celulares, son tan necesarios. Pero para nosotros. No para la poli.
Asi que ya sabes. Si vez un poli chateando, metele un bife. Educalo. Por tu seguridad.
La Cresta.
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