miércoles, 24 de junio de 2020

La Fila

Nunca estuve en lugar con tanta luz. Y creo que estoy ansioso. O al menos creo que esta seria la palabra. Recuerdo que normalmente, cuando me ponía ansioso, me sudaban levemente la palma de las manos. Y me provocaba mover los dedos. Como el cowboy de las películas en pleno duelo. Pero ahora mis palmas están bien. Secas. No cómo antes de rendir el último examen de la facultad, Dios sabe que ese día estaba ansioso. 
La Fila es larga. Hay muchos como yo. No conozco a nadie. Pero a su vez, conozco a todos. O al menos entiendo que les pasa y en que están pensando. Están en SU momento.

El momento, o para llamarlo mas adecuadamente, MI MOMENTO, no se mide en tiempo. Justo después de entender lo que pasó, empecé a ver. Y al mismo tiempo que mejor veía todo, empecé a conocer, a saber. Todo. Por ejemplo, imaginate por un segundo si toda la primaria, la secundaria y la facultad, libros, enciclopédias, todo todo todo se adhirieran a tu cerebro en una milesima. En un flash. De pronto siempre estuvo ahí. Increible. Todo conocimiento. Y comprensión. Si. Comprensión instantanea de lo que me había pasado. 
Ahí mismo, recordé lo que era sentir la duda y el misterio. Pero se podría decir que en ese segundo bigbánico de iluminación, la duda y el misterio hubiesen sido reemplazados por la sorpresa y la alegría de saber, y de entender. Y aún sabiendo (o entendiendo) que todo esto solo era un  momento. Pero acá estoy, y sé que no me importa. 
A medida que voy acercandome a la zona mas brillante, miro hacia atras y la Fila llega mas allá de lo que puedo ver. Veo mucha gente. Todos conocidos. Y a su vez todos desconocidos. 
Y cuando miro hacia adelante, lo hago con una sonrisa. Ya no tanto con sorpresa, nobleza obliga tengo que admitir que ni mi frondosa imaginación mínimamente lo intuía. Justo ese conocimiento no vino en el paquete de instalación masivo de datos que sentí. Ya lo traía puesto. 
Caminando hacia mí, del brillo veo venir un gato. Un hermoso gato, de varios colores y con un pelaje tan brilloso que a duras penas podría decirles de que color era. O si tenía manchas o si era atigrado. No sé. Me da la sensación como que el mismisimo brillo, emana de él. Y ahí comprendí. Y conocí. Y me reí. Porque aún siendo un niño quize creer que los animales eran especiales. Y lo que estaba pasando, me daba la razón. Lo que estaba viviendo, fue lógico toda mi vida. Y ahora sabía. 
Mientras me regocijaba con su contacto, el gato caminaba y me guiaba. Pasaba por entre mis pies y se frotaba en mis pantorrillas. Siempre caminando conmigo, hacia adelante. Miré apenas hacia mis costados, nunca dejando de acariciar la cola del gato que me pasaba por el costado de mi pierna, y ví a otros como yo. Y pude distinguir qué no solo había gatos. Había desde perros obviamente, hasta serpientes y osos. Ví pajaros, y hasta una persona corriedo con una ardilla. No había sorpresas ni misterios, cada uno acompañado de un animal.
Finalmente llegué. Había una silueta de donde todo convergía y hacia ella era donde me estaba dirigiendo. Y el brillo. Ahora todo brillaba. 
Y de pronto de la silueta salió una voz. Muy familiar. Tan familiar, que no pude distinguir de quién era. Serena y firme. Y la indicación. Segura y obvía. 
"Portate bien. Y ya sabes que te estoy mirando."
Bajé la mirada como quedandome dormido, y me encontré la mirada del gato. Y dentro de su mirada, la verdad. La verdad absoluta.

Avancé hacia adelante mientras me iba adormeciendo. Y a su vez, en mi ultimo pensamiento, entendí que estaba por nacer. Otra vez. Que voy a volver a ser. Y que una vez que vuelva a nacer, iba a olvidar todo esto. Inclusive que siempre hay alguien que nos vigila. Y ya sabemos a traves de los ojos de quiénes. 






sábado, 6 de junio de 2020

Billete de Cien.

La mirada enfocada en el nudo de la corbata, subió por reflejo y enfrento sus ojos. Observo la imagen que devolvía el espejo y de pronto vió a un niño. Sonriendo.
Era él. Y en ese mismo momento, recordó todo.

Era verano. Y fin de semana. 
Hacía varios meses que no visitaba la casa de su abuela paterna, y en consecuencia, que no veía a los amigos del barrio. Los chicos. 
El nucleo duro eran 5. Los mismos de siempre. Y en la semana, por teléfono, había hablado con uno de ellos para organizar con los otros tres, una salida. Ir al Centro seguro, a los videojuegos, a comer unas hamburguesas, a divertirse.
Era la primera "salida". Era algo "serio" pero divertido. Tan seria como escriturar una chacra. Aunque a esa edad no sabría ni como deletrear "escriturar" y quizás a duras penas sabría qué es una chacra. 
Eran lo suficientemente chicos como para jugar al futbol hasta las "10 de la noche" y volver hechos unas mugres, a rodilla pelada; cómo así de grandes para ponerse unos "vaqueros" e ir a un asalto. A un baile. A ver si podían enganchar alguna "minita". Una edad crucial. Para varias cosas.
Recuerda llegar de sus abuelos, haber viajado sólo en tren, no era nuevo. Llegar a esa casa mágica, abrazar a sus abuelos y a su tío y desayunar con ellos. 
Ni bien puso un pie en la casa, el olor a tostadas y a dulce de lo que sea que preparaba su abuela, era todo lo que estaba bien. Era un ritual. 
Era casí la hora de encuentro y luego del ritual culinario, se puso en traje de nieto, y el parlamento que le siguió a esa cara de ternura y amor, no fue más que un mangaso. 
Queria ir a los videojuegos y a comer hamburguesa con los chicos. "¿Habrá chance de que me den algo de plata?". Preguntó entre tímido y como si fuese la primera vez que lo hacía.
Si, él sabía que si. Porque sus abuelos, si no la tenían, la dibujaban. Para el nieto siempre había TODO. Siempre.
Su abuelo le pidió que lo acompañe. Y el fue. La imagen que ya conocía; el pasillo, la espalda de ese gran hombre, yendo a su habitación a buscar uno o dos billetes. O quizas fueran cinco billetes, solían darle el cambio. O él se quedaba con el vuelto. 
Esa vez fue un billete. Y DE CIEN PESOS.
Lo miró como quien se da cuenta que tiene en la mano un billete de lotería ganador. Pero a su vez, le pareció raro. Aún así no dijo nada. Esa "sensación" fue solo un segundo. En caso de que sea un error, no saldría de esa casa con ese billete. Se darían cuenta que no era esa la intención, se lo dirían; y cambiarían el regalo por otro papel moneda con un 0 menos. O quizas dos papeles, no se. Pero 0 menos.
Abrazo a su abuelo. Le susurro un "te quiero" al oído, y se fue corriendo a saludar a la abuela. Ya se iba. - Se va el nene con el billete de cieeeennn -, gritó en su cabeza la voz aniñada de quién no tiene la madurez de "entender" qué pasó. O si?
Mas vale que lo quería a su abuelo. Y más después de ver ese billete de cien!. Faaa. Claro, otra vocecita en su cabeza lo consoló. Era su primer salida con sus amigos y como lo querían mucho, el convite era suculento. Es eso! Que genios sus abuelos! Ya lo tenían planeado. O no?.
La tarde fue Disney. Videojuegos, hamburguesas, videojuegos, golosinas, helado, gaseosa, videojuegos otra vez. 
Y como broche final, latitas. Ya las coleccionaba de antes. Marquillas y latitas. De todo tipo. De países que ni sabía en que sistema solar estaban. De gaseosa, chocolatada, de guaraná (esta seguro tiene un poquito de alcohol pensó), jugos naturales, de todo. Encontraron un kiosco que practicamente estaba hecho de latitas importadas. Dos bolsas enormes de consorcio cargadas de latitas importadas que sus 4 amigos le ayudaron a cargar en el colectivo. Era la tarde perfecta o que?. No había dudas. Pero había que volver. 
Estaba ansioso, quería mostrarle las latitas a su tío, verlas entre los cinco todas de nuevo; guardarlas en la heladera y mas tarde, empezar a degustarla con los chicos. Cuando vuelva del "fulbito". 
Llegaron. El ruido de sus llaves abriendo la puerta para entrar, despertó un llamado inmediato con su nombre. Era su abuela, que preguntaba al aire, si era él quién estaba entrando. Si abue, soy yo!!, gritó ajeno.
Esa milesima de segundo que transcurrió entre la pregunta y su respuesta inocentemente afirmativa, le dió toda la idea de lo que pasaba. Era eso nomás.
El billete de cien. 
No sabía CUANTO, pero sabía que era mucho. Diez años después cinco billetes de 100, serían su primer sueldo. Si. Era bastante. 
Siempre supo que había sido un error. No lograba darle vuelta a la situación en su cabeza, no por falta de ideas, sino porque la manija viene de la mano de la madurez. La culpa estaba tapada por una avalancha de diversión. Su "excusa" para consigo mismo, empardaba y ganaba en tercera mano a la culpa. Todo era un juego a esa edad.
Quizas lo correcto era avisarle a su abuelo. O minimamente ponerlo en aviso. Me regalas CIEN PESOS!?. Estas SEGURO?? 
Porque, depende para que, él solo tenía 12 años. Recién cumplidos. Su inmadurez lo llevó a la conclusión de que era una oportunidad de pasarla en grande sin que haya hecho algo malo. Porque SABÍA, que el hecho puntual era que otra persona, por propia voluntad, le haya dado ese billete. Él no lo había ni robado ni nada malo. No era SU delito. Fue un error. De otro. Ya no era su abuelo. Era "otro".
La situación era de desesperación, incredulidad, bronca. Tímidamente le consultaron si no se había dado cuenta. La respuesta era obvia. La tenía desde que recibió el billete. "Pensé que como era mi primer salida con los chicos...?". 
Sin recordar palabras, veía la discusión entre sus abuelos. No era la muerte de nadie, pero fue como tirar un asado hecho a la basura. Se recofortaba a sí mismo, pensando que no se guardó la plata y mintió que la gastó. Inclusive, la compartió con sus amigos. Con su nucleo duro.
Y la cara de ocasión. También recuerda eso. La cara de ocasión.

Parpadeó tres veces. 
Como si se hubiese quedado dormido. 
Y ahí estaba. La misma sonrisa de ese pibe de 12 años. Ahora si, mas madura. De mas años. Con esas arrugas que se acentúan al sonreir y le dan vida a sus ojos. Es feliz. 
Con la vida aprendió el valor de esa historia y lo que significó para él. 
Siempre supo compartir sus logros, aun esos que entrarían en la categoría "como los del billete de 100", siempre compartió con su nucleo duro. Y por eso llegó a donde esta. Ojo! Cómo así también ama y amó a sus abuelos. 
Recordó con otra sonrisa, que durante la carrera de Abogacía, sonrió cuando un profesor enunció un principio no escrito del Derecho. "El que paga mal, paga dos veces". Nunca supo a que le recordaba, pero estaba ahí. Y hoy lo recordó.
Terminó de prepar su corbata al mismo tiempo que un hombre mas grande que él, que podría ser su padre, aunque no lo era; entró en la habitación de manera solemne y le dijo que ya era hora. 
Que estaba todo listo.
Que su Asunción como Presidente, estaba por comenzar. Solo faltaban 5 minutos.

jueves, 4 de junio de 2020

Sabías que sos técnico?

Aún esta fresco el recuerdo de esas personas que iban y venían, vestidos de azul o beige ocasionamente (sí, leíste beige), arreglando o interviniendo cosas. 
De crío, la situación no requería de más elaboración neuronal para entender que hacía ese buen hombre en mi casa.
Solían ser gentiles señores, que arreglaban tu luz, tu linea de teléfono, tomaban nota del medidor de gas, etc. Yo no entendía del servicio. Solo sabía que esa persona arreglaba la tele, o el agua, o la cocina, o el termotanque y así con todo. 
Pero desaparecieron. Ya no están. 
Pareciese como si de un día para el otro, se hubiesen ido a un planeta donde creo intuir, las empresas que te brindan servicios aún tienen el mínimo decoro de querer ayudarte. O al menos de que no les prendas fuego una oficina. 
Imagino a un Técnico anciano; con una extensa carrera visitando hogares y solucionando problemas, mientras es observado por infantes que son atraídos por sus maletines con herramientas. Para esas bendiciones, no solo era extraño el instrumental, también su forma. Después de todo viene de otro planeta, el nuestro.
Imagino a otro más anciano pero jefe, enviando quizas con bastante demora como solía ser en el planeta Tierra, miles de hombrecitos y hombrecitas (es MÍ historia y uso MÍ lenguaje inclusivo) yendo en sus dulces moviles (quizas voladores), con sus adorables escaleritas y varias cajitas con herramientas e instrumental necesario para llegar a un hogar (alienigena no?) y solucionar. Reparar. O no. Pero al menos dar la cara.
Es mi propia imaginación alimentada por el deseo de que sigan existiendo. Y quizás volver algún día a nuestro maltratado planeta.
La realidad es otra. 
Leamos lo que suele suceder en lugares en ocasión de un corte de suministro; salvo que vivas en Caballito (hasta donde sé y entiendo es un barrio donde hay luz solo 3 meses al año como en Alaska; generalmente la luz se te corta de noche, y eso es culpa de Dios, quien boludeandote te recuerda que no tenés velas, JAMÁS PORQUE LA EMPRESA ESTA VACIA Y SIN INVERSION). El último verano con luz en Caballito dicen que fue allá por el 95. No hay certeza de que así sea.
Dios no permita que tu casa quede a oscuras y mucho menos, que vivas en un edificio. 
Tu instinto, conducido por la sinápsis neuronal, debidamente se inclinará por la acción de provocar que te contactes con la empresa proveedora del servicio. 
Esa es la primera decepción. Nunca das con un humano. Ni cerca. 
Y para peor, a medida que la tecnología es usada para "hacerte la vida mas fácil", las chances de satisfacer tu deseo de solución, es desmembrada. Tenés que mandar un mensaje por cualquiera de las redes sociales que nos estan haciendo mierda como humano social, para recibir un mensaje no humano y ya preescrito, de que en algún momento entre HOY y el mundial de Hungría 2054, capaz se soluciona el problema y reestablecen el suminitro. Capaz. Antes llamabas a un número que ahora esta exclusivamente reservado para las victimas de otras cosas, menos del mal funcionamiento de servicios. 
Y que ninguna deidad conocida permita, que de un mes a otro, tu factura tenga uno o dos dígitos mas. Esta sospecha de sexo virtual sin consenimiento (sentís que te estan rompiendo el culo), te va a conducir a comunicarte lo mas indirecta e inefectivamente con la empresa, solo para recibir un mensaje imbecil y crucial. EL MENSAJE.
"Estimado Usuario con cara de boludo, tenga la amabilidad de dirigirse a su medidor y tomar nota de los números que se encuentran en la parte....". Hola. Ahora SOS TECNICO DE MANTENIMENTO ELECTRICO. 
O sea, tenes que VOS ir a ver tu propio medidor. VOS te tenés que cambiar, e ir a ayudarte. A vos mismo. 
Vos, que a duras penas podes ponerte dos medias del mismo par para ir a trabajar, TENES QUE SER EL TECNICO DE TU EMPRESA PROVEEDORA DE SERVICIOS. 
Vos, que si vivís en edificio, y que quizas tengas los medidores en el triple subsuelo, pasando la baulera, tenes que bajar a ver tu medidor. Bah. El medidor de ELLOS que te corresponde por vivienda. Jamás vi que una familia se mude y se lleve el medidor. 
Veamos el caso del servicio de cable. Otros entes generadores de células cancerígenas del estres que te generan. 
Estás de los mas rey en tu living mirando tele sin joderle la vida a nadie. Y de pronto, la imagen se empieza a pixelar. Un partido de futbol se convierte en ese canal porno de los 90's, que intentabas sintonizar con la mente, a fín de que esas rayas verdes y naranjas, se transformen minimamente en una teta y un hombro. Finalmente siempre lograbas decodificar mentalmente lo que no veías. 
O vos amiga, estas viendo una serie y de pronto la invasión de cuadraditos verdes y otros colores, invaden tu tele. Ese putisimo momento para vos, esa horita sin mensajearte con el tóxico, cagada por una señal que no sabes si viene retransmitida de la torre repetidora que esta matando de cancer al barrio que esta a 15 cuadras de tu casa, o si la manda un borracho desde algún punto en el infierno. 
Nos caga a todos por igual. Y qué tenés que hacer?. Mandar un mensaje. EL MENSAJE. 
Otra vez. O sea, tenés que mandar un mensaje porque la otra opción es llamar al 0800- 333 - OCUPADO. 
Y cuál es la solución que ofrecen?
"Estimado Usuario con cara de boludo, tenga la amabilidad de dirigirse al decodificador y mantenga presionado los dos botones....."
Hola, AHORA SOS TECNICO EN INSTALACION Y REPARACION DE LA PUTA MADRE QUE ME PARIO!!!
En que momento uno trabaja para ELLOS? En que momento, por mas disfraz de "solución inmediata", yo tengo que solucionarme todo como primera opción?. Es como ir a un restaurante, te pedís una milanesa con puré y el puto puré viene frío. Llamás al mozo, y manifestas la problemática térmica del puré, solo para que el mozo te indique donde carajo esta la cocina así te calentas el puré en el microondas. Y la cocina seguro esta a 30 mts bajo tierra. Como el medidor. 
Lo crudo de todo, es que aún bajando a ver el medidor, o reiniciando el decodificador o esperando que vuelva el suministro eléctrico, o cerrando la llave de gas, o abriendo y cerrando canillas viendo si viene el agua; el problema no se soluciona. 
Con tal de ahorrar media moneda, mandaron a los técnicos a otro planeta y te ponen a laburar a vos como un gil. 
Qué solución ofrecerán a futuro estos ENTES proveedores de servicios?. Apuesto a que cranearán aplicaciones más despersonalizadas y carentes de sentido para darte más tareas ante un inconveniente. 
Van a sugerir que tengas escaleras e instrumental para que inclusive, puedas solucionarle el problema a un vecino?
Repatriarán a los Técnicos exiliados?.
A veces creo que la solución mas rápida sería irnos a la mierda. Averiguar donde estan los señores de azul o beeeeeeeigeee y alzarnos hacia ese planeta. Y que cuando pagues por un servicio, así no tengas una puta solución inmediata, manden a ALGUIEN QUE SEPA. 
Yo no soy técnico. Tomé la decisión de no ceder más ante mi ansiedad. De no subyugarme más a esta relación Empresa-Usuario donde siento que soy el corredor de rally que alquila el auto y encima se lo tiene que arreglar solo en plena competencia.
 
Salvo que arreglemos un descuento en la tarifa del servicio. En ese caso, mi talle es XXL y prefiero el azul.


Esta catarsis esta dedicada a mi querida Marta. La Técnica en Animo Literario. Siempre empujandome para adelante. Seguramente ella prefiera el beige. 
Gracias Marta O.